lunes, julio 21, 2008

Sobre la supuesta religión celta

El romanticismo pretendió que los druidas eran los portadores de las primeras religiones nacionales frente a la religión supra-nacional romana, y que por eso la religión druídica (término más preciso que el de "religión celta") fue perseguida y su sacerdotes exterminados. Pero la religión druídica es en realidad una síntesis de creencias religiosas, con pretensiones a la vez nacionalistas y pan-europeas (e incluso pan-indoeuropeas), efectuada desde el mismo romanticismo, y que ignoraba ya no sólo las divergencias culturales de las creencias sintetizadas, sino las temporales. La idea que subyacía era la de crear una nueva mitología, a la vez popular, nacional, y continental. En realidad, existieron una serie de religiones druídicas, y no una única religión druídica: las diferencias en los enterramientos de una zona a otra imposibilitaban hablar de una única religión organizada. Aparte el hecho de que el imperialismo romano no realizó una persecución sistemática de la religión druídica: sólo se atacaron a los druidas y los centros religiosos de los pueblos enemigos, que serían sacerdotes y centros religiosos locales al no existir una única religión druídica; en lugar de proscribirse una entera religión, se prohibieron ciertas prácticas asociadas a ciertas religiones druídicas, como los sacrificios humanos; en fin, se habría llegado a realizar una verdadera síntesis entre las religiones druídicas y la religión romana. Esta síntesis habría facilitado el triunfo de una religión oriental sincrética, que compartía elementos con el sincretismo druídico-romano (el hijo de un dios y de una mortal, por sus virtudes excepcionales y su naturaleza divina o semidivina, es el instrumento de la justicia de los dioses contra el Mal en la Tierra, una idea, por cierto, ajena al carácter político y del todo humano del Mesías en el judaísmo), y cuyo principal divulgador (un judío romanizado) la redefinió como religión universal que debía extenderse empleando los conceptos locales: el cristianismo.

[Bibliografía: Miranda J. GREEN, Exploring the world of the Druids, Londres y Nueva York, 1997; Stuart PIGGOTT, The Druids, Londres y Nueva York, 1985 (ninguno de estos autores puede considerarse como revisionista)].


domingo, julio 20, 2008

Tesis del revisionismo historiográfico del celtismo

1) El término "celta" no era usado por una serie de pueblos para designarse a sí mismos, sino por una serie de pueblos para agrupar a un conjunto de otros pueblos.

2) No hay pruebas arqueológicas de invasiones o de grandes migraciones a escala continental en Europa al inicio de la Edad del Hierro. La extensión de la cultura material propia de este período bien podría haberse debido al mismo desarrollo de las culturas locales de la Edad del Bronce. O bien a las relaciones en un mismo espacio geográfico entre una pluralidad de culturas materiales, pluralidad cultural que parece demostrar la arqueología. Sin desdeñar las influencias orientales por el comercio entre Centroeuropa y el Mediterráneo, así como su desarrollo original por las culturas locales; influencias orientales y oprientalismo que habrían establecido una comunidad de estilos artísticos entre los pueblos centroeuopeos y atlánticos, más relacionada con las modas y con los símbolos de estatus que con la etnia. La influencia de las propuestas sociopolíticas multiculturales es evidente en este revisionismo, pero también de la crítica a la arqueología difusionista, que (no siempre de forma inocente) habría aplicado el esquema de la expansión territorial de los imperios europeos a partir de un centro político más desarrollado en lo económico (y, en un entendimiento etnocentrista, también en lo cultural) a las sociedades prehistóricas y protohistóricas.

3) El imaginario celta fue creado en Gran Bretaña durante el siglo XVIII, como una forma de legitimación historiográfica de la unión entre el Reino de Inglaterra y el de Escocia en 1707. Dicho imaginario se exportó y adaptó luego a Europa continental, también, como otra legitimación más de los recién nacidos estados. Y una legitimación de carácter etnicista: una cultura material común se asociaba con una homogeneidad de la alta cultura (estructuras sociales y políticas, religión, arte, etc.), y esta, con una etnia. Según esta misma lógica, si, en realidad, los pueblos denominados como “celtas” formaban una pluralidad de culturas materiales, no puede hablarse de que existiera una alta cultura celta, ni de que los celtas formaran una etnia.

[Bibliografía: Malcolm CHAPMAN, The Celts: The Construction of a Myth, Londres, 1992; John COLLIS, The Celts. Origins, Myths and Inventions, Stroud, 2003; Simon JAMES, The Atlantic Celts: Ancient People or Modern Invention?, Londres, 2003; Simon JAMES: "Celts, politics and motivation in archaeology", en Antiquity, vol. 72, nº 275, pp. 200-209; J. Vincent S. MEGAW, M. Ruth MEGAW: "Ancient Celts and modern ethnicity", en Antiquity, vol. 70, nº 267, pp. 175-181].

sábado, julio 19, 2008

El concepto original de "celta"


Los pueblos llamados “celtas” nunca se llamaron a sí mismos de esa manera. “Celtas” (Keltoi) fue el nombre que los pueblos griegos dieron a los pueblos “bárbaros” que habitaban las regiones templadas de Europa y hablaban lenguas similares (cabe recordar aquí que lo que distinguía sobre todo a la Koiné griega de los “bárbaros” era un idioma común y enfrentado al de los pueblos no griegos, no una religión común, ni unas estructuras sociopolíticas comunes). Es decir, “celtas” era un termino geográfico, no etnográfico. Y que agrupaba además a dos grupos de pueblos diferentes: los que combinaban la cultura originaria de la Edad del Hierro centroeuropea con las influencias de los pueblos mediterráneos, y los que combinaban esa misma cultura originaria con las influencias de los pueblos de las estepas euroasiáticas. Los romanos asumieron ese mismo término geográfico para simplificar las ampliaciones militares y las divisiones administrativas de su imperio.